Entramos ya en el quinto y
último sector de los que he propuesto previamente para el análisis del
texto de Ptolomeo, que da Ergaouia, sin duda por Ergavica.
K. Müller, frente a la opinión de E. Hübner, ya defendió que existían
dos ciudades de nombre Ergavica, una celtibera y otra vascona
(Tovar, 1989: C‑476). La primera debe ser la más célebre y a la que se
refiere Plinio, entre los pueblos de derecho latino viejo (III, 3, 24),
hoy en la provincia de Cuenca; la segunda sería vascona y es la misma
que el Ravenate llama Erguti. Para ésta se han propuesto, muy
disparmente, los lugares de Milagro (NA), Albarracín (TE),
Huerta‑Bellida (CU), al sur de Cascante (Peréx, 1986: 149) y el
despoblado de Yerga, «donde antes estuvo el monasterio de Fitero» (LO.)
(J. de Moret) .

El río Arga a su paso
por Berbinzana.
El caso de Ergavica/Erguti
era uno de los indicios para sospechar de la errónea coordenación de
este quinto grupo de ciudades y justificar su traslado, como he
propuesto, a la zona derecha u oriental de la rejilla de Ptolomeo: Esta
ciudad no podría estar nunca al sur de Cásconton, como tanto se
ha repetido, por dos razones en contra: Porque el Ravenate la da al N
del Ebro y porque tanto Ségia como Alauóna sabemos dónde
están en realidad. Según Ptolomeo, la posición de Ergavia (o
mejor Ergavica: Plinio III, 3, 24) debe ser, por una parte, al NO
de Segia/Ejea y de Alauóna/Alagón, dos ubicaciones
seguras: y, por otra ‑y en esto comparto la intuición de K. Müller‑ en
relación con los ríos Arga o Ega, mejor el primero. Y debe estar,
además, al norte de Gracuse. Si no fuera por estas dos
condiciones ‑el río y el dato del Ravenate‑, con gusto habría preferido,
por pura lógica, colocar Ergavica en la zona de las Cinco Villas
(porque cinco son también las ciudades de este sector), y más
concretamente en Arguedas, más próxima y donde la ubicación ptolemaica
se cumple perfectamente, además de existir restos arqueológicos (Etayo,
1926; Taracena‑Vázquez, 1943 ).
Pero es el tener que ubicar Ergavica al N de Alfaro, a tenor del
Ravenate, que seguramente remonta la calzada del río Arga, lo que me lo
impide. Así, en la zona del Arga nos queda efectivamente un punto
miliario, el de Berbinzana, que está además a orillas del río. La
toponimia no proporciona ningún apoyo, puesto que su nombre actual
parece árabe (Berbençana en el siglo XII, v. Corona, 1947: 31). Está,
además, sobre el posible ramal desde Santacara a Estella, al N de Alfaro
y al NO de Segia y Alauona. El nombre quizá significara
«en la vía, junto al Arga» (Ergaouia en los msc. ptolemaicos) o,
mejor «el vicus del Arga», si nos atenemos a Plinio para el
nombre de la homónima ciudad conquense. Puede verse una prueba
suplementaria de esto en el siguiente topónimo.
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  Ésta
última, propuesta por Moret debido «a la similitud del nombre», me
parece inviable porque está al O de Corella y al S de Alfaro, lo que contradice a la vez tanto al Ravenate como a Ptolomeo.
  Conviene
recordar que estos dos autores se pronuncian (p. 132), y enérgicamente,
en contra de que Arguedas haya podido ser nunca mansio de ninguna
vía, porque niegan en redondo un trazado Santacara‑Tudela por la margen
izquierda del Ebro y a través de las Bárdenas, en contra de la opinión
de J. Altadill (pero cf. infra sub nº 14).
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