II.12 Ispallenses = ¿c. Urdax?                                                                  (pp. 55-56)
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Los Ispallenses aparecen citados por Plinio III, 3, 24, entre los diecisiete pueblos estipendiarios del convento cesaraugustano. Las variantes de los mss. plinianos en este nombre son muy variadas: Spallenses, Grallienses, Larnenses y Laurenses. E. Jan, para su edición, corrigió la lectura como [l]spallenses,  ya que, en una relación alfabética, está entre los Damanitani y los Ilursenses. El argumento no convenció a A. Tovar (1989: C-5 17), que prefiere Spallenses y los lleva con muchas dudas hacia Graus, en Lérida. Pero, por el contrario, la corrección de Jan me parece impecable a la vista de la metodología de Plinio. Por lo que sé, no se han propuesto otras posibilidades de ubicación para esta comunidad, ni se considera si quiera habitualmente que pueda ser vascona.

Ahora bien, existe constancia histórica (Madoz, 1945: 415-423; Puertas, 1975: 22, 254) de una célebre gira pastoral que, partiendo del monasterio de Leyre, efectúa, hacia el año 848 d.C., el cordobés obispo y futuro mártir, San Eulogio, a algunos cenobios pirenaicos, según relata él mismo en su Epistolario (Carta a Willesindo III, 2, cols. 850-1). Se citan entre ellos los monasterios Legerense, Cellense, Serariense y Hurdaspalense, más el muy importante de San Zacarías (que nada impide sea uno de los cuatro ya citados). La identificación del primero es sencilla y unánime con el de Leyre. De él parte Eulogio hacia el Cellense. Éste ha sido ubicado (Puertas, 1975: 22, con la bibliografía) en el valle de Ansó. Pero parece que si el obispo remontaba hacia las fuentes del Arga, debía ir desde Leyre derecho hacia el Norte, y este cenobio debía encontrarse mejor dentro del triángulo que forman las actuales carreteras NA-150, NA-l72 y NA-135.

Del Cellense viaja hacia «el que más deseaba conocer», el «famosísimo» de San Zacarías. Éste fue ubicado por J. de Moret en Cilveti, pero modernamente R. de Huesca, R. del Arco, E. Lambert y R. Puertas se lo han llevado hasta Siresa, en Huesca (Puertas, 1975: 21-22), a mi juicio erróneamente, puesto que el citado obispo indica con claridad que el de San Zacarías «está al pie de los Pirineos, ya a las puertas de la Galia, donde tiene sus fuentes el río Aragus, que baña en su rápido curso Seburi y Pampilona, antes de unirse al Ebro» (ibid., col. 846). Parece que ha habido un error de comprensión de los estudiosos modernos, pues el río que baña a Pamplona es el Arga. Su nombre romano quizá fuera, pues, Áragus, mientras que el del Aragón sería más bien Aragó/Arragó (de donde Arragonia), de forma que Siresa, aunque haya conservado un monasterio tan importante como el de San Pedro, se encuentra demasiado lejos de las fuentes del Arga, en el coll de Urquiaga. R. Puertas se pregunta cómo no da el obispo el topónimo del célebre monasterio de San Zacarías; pero éste me parece ser el más abajo (cols. 850-851) mencionado Serariense, por dos razones: Su abad tiene el mismo nombre que el de San Zacarías, Odoarius; y también se repite en ese fragmento de la carta que ha visitado el de Leyre. Por último, finalizando su largo pero grato viaje hacia el Norte, San Eulogio visita el cenobio Hurdaspalense, con toda su comunidad y su abad Dadilanis. R. Puertas (1975: 22) había visto ya, a partir del primer elemento de este nombre, Hurda-, que este monasterio, quizá predecesor del de San Salvador, propietario durante siglos del término (Madoz, 1986: 371) debía hallarse cerca del actual Urdax, que encuentro se llama «monte Urdaspal» en 1085 (Corona, 1947: 130), en el valle de la Nivelle e inmediato al puerto pirenaico de Dantxarinea.

Pero no se ha relacionado, por lo que sé, el segundo elemento de este topónimo, -spalense, con aquellos corregidos Ispallenses de Plinio. Siendo un nombre tan poco frecuente, creo que se puede proponer que esta ciudad estipendiaria sería vascona, su nombre sería probablemente Ispallum y su ubicación en o cerca del actual Urdax. La situación en esta ruta de dos monasterios y una ciudad sugiere una revalorización del paso de Dantxarinea en época romana. Se trataría, por cierto, de la ciudad interior más septentrional de los vascones.

Este ascysterium era rico en obras literarias que no se podían encontrar entonces en Córdoba. Eulogio se lleva de allí para su estudio, entre otras, las Avieni fabulae metricae (Vita III, n. 9; J. Madoz, 1945: 416).

En favor de esta hipótesis, aunque no la comparto, hay una curiosa noticia del Rasís: El señor de Huesca en el año 878, es decir, apenas 30 años después del viaje de San Eulogio, se llamaba Umar ibn Zakariyya, y se encontraba en el castillo de Yuliyo (?), cerca de Sartaniya (o Barbataniya) cuando fue desposeído por su primo. Zakariya ibn Umar (cf. Vallvé, 1986: 298). Se ve que el nombre de Zacarías era frecuente en el área.

Es curiosa la vecindad de tres ríos importantes con nombres tan similares: E(r)ga, Arga, Arrago. Esto hace pensar en un nombre primitivo común para ellos, con determinativos especiales que no conocemos, y recuerda asimismo la reduplicación afrontada del Cidacos en el mismo o inmediato territorio.

Con muy posible acentuación final, ya que así es el nombre árabe posterior del río, Aragûn (Terés, 1986: 64). Y Aragón el nombre final de esta actual comunidad autónoma.

Siendo así, cerca de las fuentes del Arga, aparte del propio Cilveti, encontramos como en algo parecidos el alto de Zuriain y el arroyo Suariain: éste puede haber conserva do una primitiva Seraria(na), por el principio de -ana/-ain.