Esta ciudad, con el nombre
vascón de ciudad, -uri, a diferencia de todas las anteriores, no
aparece citada en fuentes de época romana, sino en la misma
correspondencia de San Eulogio (ibid. col. 846, cf J.
Madoz, 1945: 416 con n. 2; Puertas, 1975: 253, apéndice B-258), por
tanto, en una fuente del siglo IX. Al describir el curso del río
Aragus (como ya dije, no el Aragón, sino el Arga), cerca de cuyas
fuentes está el monasterio de San Zacarías, dice de él: ...quibus Aragus flumen
oriens, rapido cursu Seburin et Pampilonan irrigans, amni Cantabro (scil.,
Hibero) infunditur... El texto dice Cantabro, pero parece
evidente que, una de dos, o poéticamente llama al Ebro «el Cántabro» por
su origen,
o existe un error en el texto. La primera hipótesis es la que me parece
aquí preferible.
No hay más ciudad posible que
bañe el Arga antes de Pamplona que la actual Zubiri
al pie del Alto de Erro, y donde se bifurcarían las rutas romanas
pirenaicas en dirección a los puertos de Ibañeta y Dantxarinea. El
lugar, pues, no puede ser más idóneo para la ubicación de otra ciudad
vascona que, como tantas otras,
no se conservó en las fuentes romanas que hasta nosotros han llegado.
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En el que en definitiva el Arga desemboca, tras un corto tramo conjunto
con el Aragón.
Esta hipótesis ya fue formulada muy antiguamente por J. de Moret, pero
luego ha debido ser olvidada, pues los au-tores modernos, incluso Antonio
Tovar, no mencionan, no ya la hipótesis, sino ni siquiera la existencia
del topónimo como tal.
Quién sabe si los antes citados monasterios Cellensis y
Serariensis (por no salir de un único párrafo de San Eulogio), no
corresponderían a microtopónimos, sino a otras dos ciudades vecinas, una
Cella/Cilla y una Seraria... Un estudio atento, en
el que no me he podido detener ahora, de todas las ricas fuentes
medievales, visigodas, árabes y cristianas, elevaría sin duda el censo
de posibles ciudades vasconas vivas en época romana. Me parece limitado
ceñir-se a los nombres que las fuentes greco-romanas supervivientes nos
ofrecen.
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