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Y entonces los
navarros se volvieron pesarosos
de que hubiera muerto su valiente y gentil señor.
Y llegaron a Navarra y cuando les oyeron,
se levantaton por el país llantos, gemidos y lamentos,
porque su señor legítimo había muerto,
y porque había dejado su reino sin hijos.
Muerte de Teobaldo II
al regreso de la Octava Cruzada
G. Anelier de Toulouse
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